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Reykjavík es la capital de Islandia situada al sudoeste del golfo, donde dos de cada tres islandeses residen permanentemente. La historia de la capital más nórdica del mundo data del siglo IX, el siglo de los normandos, cuando llegó su primer colono, Ingólfur Arnarson, estableciendo allí su finca y dando el nombre a este magnífico lugar: Reykjavík, literalmente "Bahía de humo". La leyenda nos cuenta que, al acercarse a tierra desconocida, Ingólfur ordenó arrojar sus öndvegissúlur (postes de su sillón de caudillo) al mar, como era tradición. Su intención era establecer el asentamiento allí donde fueran a parar los postes. Según el Landnámabók (libro de los asentamientos), dos de sus esclavos tardaron tres años en encontrar los postes en una pequeña bahía. La historia de Reykjavík no es muy destacable hasta el siglo XVI, cuando la ciudad pasó a ser un lugar de comercio. En el año 1876 se estableció como una ciudad independiente aunque solamente contaba con 170 habitantes.

Hoy en día Reykjavík es una ciudad cosmopolita con gran cantidad de restaurantes, museos, galerías, discotecas y cafés. Para los visitantes es también muy sorprendente la variedad de colores de las casas y techos en Reykjavík, que con sus decoraciones extraordinarias, casi parecen como de cuentos de hadas. Pero por otro lado, Reykjavík es una ciudad que nunca para y siempre tiene algo que ofrecer. Desde los grandes conciertos al aire libre, tiendas modernas, excelentes museos y pequeñas galerías con artistas de todas edades y estilos y sobre todo las noches con bares vibrantes.

Reykjavík no es como otras capitales, no hay magníficos edificios, ni un centro muy clásico como en el resto de Europa y tampoco hay grandes monumentos. Pero hay mucho más. Reykjavík es una ciudad diferente, increíble, llena de vida y muy cerca de la naturaleza. La capital islandesa es segura, sin humos y también fácil. Perderse en esta capital es prácticamente imposible. Las casas de Reykjavík son bajas y muy coloridas. Sobre la ciudad aparecen dos puntos orientativos que no podéis pasar sin ver. Uno de ellos es la iglesia Hallgrímskirkja y el otro es la colina Öskjuhlíð con el espectacular edificio de Perlan. Reykjavík es una ciudad muy limpia y acogedora. El aire es tan limpio que se pueden ver las montañas frente de Faxaflói Bay que están a unos 100 Km. En un día de buena visibilidad, se puede ver hasta el glaciar Snafellsness que está a unas 3 horas en coche. La ciudad está rodeada por mar por tres partes diferente y tiene muchos espacios abiertos. Hay parques, zonas para peatones, un lago en el centro de la ciudad, y playa termal (Nauthólsvik), a unos 15 minutos andando del centro. Reykjavík también tiene 7 piscinas termales municipales que son una de las cosas más agradables que uno puede imaginar. Los islandeses disfrutan mucho de la ventaja que les ofrecen aguas termales y las piscinas son uno de estos placeres. Los ciudadanos de Reykjavík intentan proteger su ciudad y mantener su fama como la capital más limpia y atractiva del mundo.

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